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Las ideas previas y la animación lectora.

Imagen enviada por Noelia Reyes Sánchez.
Imagen enviada por Noelia Reyes Sánchez.

Cuando el alumnado llega a clase no se presenta como un papel en blanco ni es un espacio a rellenar de conocimientos e información como si de un cajón se tratase. Los niños y las niñas tienen una experiencia vital y un bagaje que les hace tener una visión propia sobre los acontecimientos que ocurren a su alrededor y sobre la vida.

Es lo que los educadores solemos llamar «ideas previas o esquemas mentales previos», que son los que utiliza el alumnado para responder ante los nuevos aprendizajes.

Estas construcciones personales, en general, se desarrollan a través de la percepción y son compartidas sin ningún reparo.

Las lecturas previas, la cultura, los medios de comunicación, los cuentos y leyendas, la familia y el entorno, etc., alimentan los conceptos que todos almacenamos y que luego utilizamos para interpretar el mundo que nos rodea.

Considero que todo lo que existe en el alumnado, antes de emprender el aprendizaje, es fundamental para el proceso de relacionar y reemplazar esas ideas con las nuevas e integrarlas para poderlas utilizar en un futuro para construir nuevos aprendizajes.

Detectar estas ideas puede servir al docente para conocer el punto de partida y aquellos aspectos más significativos, preparando al alumnado, como indicaba antes, a asumir aprendizajes novedosos.

En ocasiones, y cuando hacemos referencia a la lectura y escritura, hablamos de «leer antes de leer», para referirnos a la capacidad de situarnos ante el contenido de una lectura antes de que ésta se produzca, con los objetivos que comentábamos anteriormente.

Esta fase del proceso de enseñanza es la que me resulta más interesantes de todas y en la que creo que debemos esforzarnos, como docentes, para planificar estrategias que movilicen los conceptos previos, para que, una vez organizados, puedan integrar los nuevos más fácilmente y construir nuevas respuestas, para ser más creativos.

Fotografía enviada por Noelia Reyes Sánchez
Fotografía enviada por Noelia Reyes Sánchez

Algunos ejemplos:

– Noelia Reyes Sánchez, maestra de primaria, le entrega al alumnado un pétalo dibujado en un folio y les pide a los alumnos que escriban dentro de él todo lo que le sugiere la palabra «pétalo». No sólo escribirlo, también compartirlo y contrastarlo con el trabajo de otros compañeros. Entre otras, esta actividad fue realizada, antes de la la lectura del libro «Pétalo 21». No es una actividad banal y le dedica todo el tiempo que sea necesario. Noelia además, propone en la guía de lectura que ella misma elaboró, otras actividades que puedes descubrir tú mismo.

– Lucía Trujillo Padrón, docente de primaria le envía una carta al profesorado de su centro, como si fuesen los personajes del libro, para animarles a leerlo antes de comenzar las actividades con el alumnado. Mi primera reacción fue reflexionar sobre esto y preguntarme que quién anima a los que animan a leer, aunque a esta cuestión le quiero dedicar un artículo aparte, por su significado y trascendencia. En definitiva, esta actividad me parece más que interesante porque provoca un movimiento emocional antes de comenzar la actividad. Puedes descargar la Carta a los docentes que Lucía envió.

– Hablando de movimientos emocionales, no quiero dejar pasar el citar un libro que publiqué hace ya algunos años, Debanot, un proyecto de Animación a la Lectura y Escritura de cuentos desde los sentimientos [Puedes descargar la versión completa], pero que está repleto de recursos previos, para ayudar al lector a situarse y comprender mejor lo que puede encontrarse tras la lectura de una serie de álbumes ilustrados. El proyecto fue publicado por la Dirección General de Innovación Educativa del Gobierno de Canarias, dentro del programa de Lectura y Bibliotecas Escolares, y puedes descargarlo desde este enlace.

– Un día les propuse a los alumnos y alumnas de sexto curso de primaria entrevistar a alguien que hubiese tenido una pérdida de un familiar querido en los últimos dos años. Esto nos ayudó a situarnos ante las lecturas que les quería proponer, que eran cuentos y textos que tenían en común las diferentes celebraciones que festejan el final del verano o el día previo al Día de Todos los Santos. Comprender qué sienten otros y cómo nos sentimos ante la muerte, contribuyó a analizar desde diferentes puntos de vista como las diferentes culturas lo viven y expresan.

– Las maestras de educación infantil, le pidieron a los padres y madres que ayudasen a sus hijos e hijas a construir «besos volaos», antes de lanzarse a su lectura.

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– Ponerle títulos a los libros con sólo leer la sinopsis, hacer hipótesis del final con sólo haber leído un primer capítulo, escribir las historias con las ilustraciones solamente… son otros ejemplo de lo que estamos hablando.

Las actividades previas forman parte del desarrollo pedagógico y didáctico de las situaciones de aprendizajes que afronta el alumnado. Todos los sabemos, pero quizá no le hemos prestado la importancia que tiene, tal vez, porque los procesos posteriores (mapas cognitivos, construcción de significados, escritura creativa y emocional, búsqueda documental, etc.), se diluyen, aunque cada vez menos, en la supuesta necesidad imperiosa de llenar de contenidos el horario escolar.

En definitiva, creo que las actividades previas no acaban en una fase concreta del desarrollo pedagógico, sino que evoluciona a través del mismo, convirtiéndose en un resorte personal para lanzar las actitudes y aptitudes, hacia el conocimiento.

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