Los adultos que leen libros infantiles…
Los adultos que leen libros infantiles son más felices.
Los adultos que leen libros infantiles aprenden a ver el mundo con una mirada tierna y realista.
Los adultos que leen libros infantiles descubren como diferenciar lo importante de lo banal.
Los adultos que leen libros infantiles saben que la tramoya forma parte del escenario.
Los adultos que leen libros infantiles reconocen que aún están aprendiendo y creciendo.
Los adultos que leen libros infantiles se ríen mucho más de sí mismos.
Los adultos que leen libros infantiles no necesitan de tantos objetos.
Los adultos que leen libros infantiles no precisan ponerse una nariz roja para sentir al clown que llevan dentro.
Los adultos que leen libros infantiles no tienen miedo del miedo.
Los adultos que leen libros infantiles no necesitan hacer pie para intentar nadar.
Los adultos que leen libros infantiles saben que «lo esencial es invisible para los ojos»*.
Porque los cuentos no están hechos para dormir a los niños, sino para despertar a los adultos.
Es una declaración de principios, un modo de vida, una manera de analizar lo que ocurre, un lenguaje… una sonrisa permanente, es lo que quiero ser… ¡Es eso! De mayor quiero ser un libro de literatura infantil y juvenil.
Día 2 de abril, día del Libro Infantil y Juvenil
(*) Antoine de Saint-Exupéry, «El principito»
Rinacuentos: «Algo pasa en el faro»
A lo mejor quieres seguir mirando
¿Quién hace los libros?
Carta abierta a unos padres que no han llevado a su hijo a comprar nunca un libro, y deciden hacerlo.
