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Recetas de lluvia y azúcar y cómo alimentar al corazón

La cocina en muchos hogares es el lugar donde se cuecen dos tipos de alimentos que nos proporcionan la energía para nuestro cuerpo y también para nuestra alma.

Las emociones también necesitan fuerza para crecer. ¿Cómo se la proporcionamos? ¿Existen alimentos que “nos sientan” mal?

Algunas de esas preguntas hemos intentado responder leyendo el libro «Recetas de lluvia y azúcar (Trampantojo)» (Thule) de Eva Manzano y Mónica Gutiérrez. Un maravillo álbum ilustrado. Las autoras nos regalan un libro que se columpia en el relato poético, el humor y la ficción. Los lectores tendremos que poner todos los sentidos para disfrutar al máximo de estas suculentas páginas. Es un libro lleno de calma y que hay que leerlo a sorbos. También es un libro que nos conecta con sentimientos y actitudes que debemos reconocer, para no hacer una mala digestión. 

Pero antes de leer…

Nos preparamos para saborear la lectura:

(Todas estas tareas las estuvimos realizando a lo largo de varios días)

  • Escuchando el tema «Con las manos en la masa».
  • Hablando sobre nuestras experiencias con la cocina. Lo que nos gusta o no. A casa de quien nos gusta ir a comer. Si nos gusta preparar comida…
  • Leyendo algunas recetas y un documento que nos explica cómo se redacta una.
  • Escribiendo y compartiendo una receta.
  • También hicimos un ejercicio que nunca había realizado y resultó más divertido de lo que pensaba. Trabajamos con un listado de verbos y les propuse hacer dos oraciones con cada uno de ellos: una tenía que desarrollarse dentro de la cocina y la otra utilizando el otro significado. Por ejemplo:
    • Rallé las zanahorias
    • Me quedé rallado con lo que me dijiste
  • Buscamos y leímos refranes con elementos culinarios… (Por ejemplo: [Leer refranes])
  • Les propuse tres argumentos y con ellos desarrollar un relato corto:
    • Entras en una cocina de un restaurante muy caro y te ves al cocinero corriendo con una langosta en su cabeza…
    • Preparas una sopa, pero se te olvida fuera de la nevera. Al día siguiente, sin darte cuenta, te la bebes…
    • Escuchas un ruido en la cocina y cuando te acercas, te encuentras a gente que no conoces comiéndote el potaje que hiciste el día anterior…

Cuando acabamos, decidimos alargar los entrantes y comenzamos a leer otro libro que también alimenta el corazón: «Laozí y Tse», utilizando todos los recursos que puedes encontrar aquí:

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